Así hemos celebrado los 75 años de nuestras tres diócesis vascas
Noticia original: Diócesis de Vitoria
Cientos de personas han tomado parte en una histórica celebración que hoy ha tenido lugar en el monasterio de Estíbaliz (Alava). Sobre las 10:30h han comenzado a llegar a este lugar los autobuses con representantes de las iglesias de Bilbao, San Sebastián y Vitoria para comenzar con los actos conmemorativos por los 75 años de la reestructuración de la Iglesia en el País Vasco.
La primera cita ha sido la conferencia sobre la historia de las tres diócesis y todo lo que rodeó a la bula Quo Commodius del Papa Pio XII por la que creaba estas tres diócesis de Bilbao, San Sebastián y Vitoria tal y como hoy las conocemos. El ponente ha sido el catedrático de Historia contemporánea de la UPV y reconocido articulista y escritor, Santiago de Pablo, quien de una manera cronológica y amena, ha ido detallando lo más destacado de lo que sucedió hace 75 años en la Iglesia vasca y española y cómo se fraguó todo esto en el Vaticano. Según el catedrático de Historia, en aquella división eclesiástica prevalecieron más las razones pastorales que las políticas.

Bajo el lema ’75 años caminando juntas’, las cerca de 300 personas que han inundado el cerro alavés, han seguido esta jornada también desde un punto de vista cultural, ya que tras la charla llegaba el turno de conocer el santuario de Estíbaliz, joya del románico vasco, así como el Centro de interpretación del Románico, ubicado en este mismo lugar.
El momento principal llegaba a las 13:00h cuando salía en procesión desde el Centro de Peregrinos la comitiva sacerdotal formada por 60 sacerdotes en representación de las tres diócesis con los tres obispos a la cabeza. En un santuario abarrotado, hacían entrada Mons. Juan Carlos Elizalde por Vitoria, Mons. Joseba Segura por Bilbao y Mons. Fernando Prado por San Sebastián.
Los tres han co-presidido esta histórica misa desde un presbiterio donde estaban las imágenes de las tres patronas de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, Estíbaliz, Begoña y Aránzazu respectivamente. Una celebración insólita y única que ha querido poner en común lo mucho que une a estos tres territorios que tienen una historia común y a Santa María como patrona bajo las tres distintas advocaciones.

La homilía ha sido compartida por los tres prelados. En ella, el de Vitoria ha puesto el acento en “el Jubileo que suma alegría a este día grande para nuestras tres iglesias locales”. Mons. Elizalde ha puesto el énfasis en los ejemplo de Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, recientemente canonizados, “por haber cultivado el amor a Dios y a los hermanos en tiempos modernos”. Por su parte, Mons. Segura ha subrayado “la importancia de nuestra historia en común y sobre todo la religiosidad natural que emanaba del pueblo vasco”, recordando el Obispo de Bilbao que “hoy, pese a que la transmisión de la fe de manera natural se ha perdido, es una oportunidad para volver a las raíces de la Iglesia minoritaria de Jesús que contagiaba, que mostraba la importancia de la espiritualidad en el mundo y que eran ejemplo de una vida basada en la fe”. Ha finalizado el obispo donostiarra, Mons. Prado, resaltando que “lo mismo que decimos de María, que es Madre, así la Iglesia ha de ser para los hombres y mujeres de nuestras diócesis: como una Madre. Una madre que siempre espera a sus hijos (…) que sabe de ternura, que sabe decir y hacer sentir que en su casa siempre hay sitio para todos. Así como en casa de la madre todos se sienten bien y se sienten bienvenidos, así ha de ser también la Iglesia para nuestros conciudadanos, sobre todo hoy, en medio de un mundo convulso y que, a veces, se siente perdido”.

Tras la Eucaristía, los participantes se han trasladado al comedor de este monasterio para disfrutar de una comida fraterna y que contará con momentos de danzas y música entre otros para finalizar esta jornada sobre las 18:00h con la salve popular cantada.
Sin duda una jornada para recordar, para poner en el centro lo que nos une y mirar al futuro con esperanza y alegría por llevar el Evangelio a todos, sin excepción.
