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140 fieles de la Diócesis peregrinan a Fátima: “Volvemos con las pilas espirituales cargadas”

140 fieles de la Diócesis peregrinan a Fátima: “Volvemos con las pilas espirituales cargadas”

Del 27 al 30 de noviembre, 140 peregrinos de la Diócesis de San Sebastián viajaron a Fátima (Portugal) en una peregrinación diocesana coordinada por la Delegación de Peregrinaciones y acompañada por tres sacerdotes y un diácono. “Ha sido una experiencia de gracia y de comunión. Muchos regresan con deseos de volver”, señala D. Pedro Lascurain, sacerdote y delegado de peregrinaciones.

Tres autobuses y eucaristía en Burgos

Los peregrinos —procedentes de San Sebastián, Bergara, Éibar, Irún, Zarautz, Zumaia, Tolosa, Beasain y Zumárraga— partieron muy temprano el lunes, 27 de octubre, distribuidos en tres autobuses.

La peregrinación comenzó con la Santa Misa a las 10:00h en la catedral de Burgos, continuó con una parada para comer en Ciudad Rodrigo y concluyó la primera jornada con la llegada a Fátima para la cena y el rosario nocturno en la Capeliña.

Dos días en el Santuario: oración, sacramentos e indulgencia

Durante dos jornadas completas en el Santuario de Fátima, el grupo participó cada noche en el rosario internacional —algunos peregrinos tuvieron el honor de portar a la Virgen en andas—, celebró la Eucaristía en la Capelinha (capilla de las Apariciones), y vivió una tarde de adoración con la posibilidad de confesiones.

“En el marco del Año Jubilar, muchos han podido preparar y recibir la indulgencia uniendo peregrinación, Eucaristía, profesión de fe, oración por el Papa y confesión”, explica Lascurain.

El programa incluyó también la visita a las Casas de los Pastorcitos y a los lugares de las apariciones del Ángel y de la Virgen, así como una breve excursión al Monasterio de Batalha (a media hora de Fátima).

Música, liturgia y servicio

A la comitiva se sumaron religiosas Carmelitas de Arrate, invitadas para animar musical y litúrgicamente las celebraciones, además de voluntariado que colaboraron en la organización y en el Vía Crucis. “Ver a sacerdotes, religiosas y laicos sirviendo juntos ha sido muy enriquecedor para todos”, destaca el delegado diocesano.

Encuentro con el Cenáculo: testimonio de esperanza

Un momento especialmente emotivo fue la visita a un Cenáculo, hogar de rehabilitación para jóvenes con adicciones, donde se celebró la Eucaristía y se escuchó el testimonio de Luis, joven guipuzcoano que lleva tres años de recuperación. “Fue un signo de agradecimiento, alegría y esperanza, como reza el lema de este Año Jubilar: Peregrinos de esperanza”, subraya Lascurain.

Regreso agradecido

El jueves 30, a las puertas de la noche, los autobuses llegaron de vuelta a Gipuzkoa. “Seguimos recibiendo mensajes de agradecimiento; muchos dicen haber sentido la presencia del Señor y de la Virgen y desean repetir dentro de dos años”, subraya el delegado diocesano.