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Entrevista a Amalia Navarro: “Busquemos lo que nos une y vivamos juntos nuestra fe en Jesús”

Entrevista a Amalia Navarro: “Busquemos lo que nos une y vivamos juntos nuestra fe en Jesús”

San Sebastián, 20 de noviembre de 2025

Con motivo de las celebraciones ecuménicas por el 1700 aniversario del Concilio de Nicea, conversamos con Amalia Navarro, delegada de Ecumenismo y Relaciones Interconfesionales de la Diócesis de San Sebastián. Este aniversario está siendo ocasión de diversos encuentros y celebraciones entre las distintas confesiones cristianas.

El pasado jueves 20 de noviembre, la catedral de Santa María la Real de la Almudena, en Madrid, acogió una significativa celebración ecuménica en la que participaron diversos obispos, entre ellos el obispo de San Sebastián, Mons. Fernando Prado. En el marco de este año conmemorativo, la Iglesia también vive particularmente iluminada por la carta apostólica In unitate fidei del Papa León XIV, que alienta a los cristianos a renovar su compromiso por la unidad y el testimonio común de la fe en Cristo.

A continuación, el diálogo mantenido entre Amalia Navarro e Ivan Benko.

¿Qué significa para la Iglesia y para el movimiento ecuménico conmemorar el 1700 aniversario del Concilio de Nicea?

Supone, ante todo, poner en valor la enorme importancia que tuvo este Concilio.

En primer lugar, por su carácter sinodal y ecuménico: Nicea es un punto de referencia para todas las tradiciones cristianas, no sólo para la Iglesia católica. En segundo lugar, por su defensa de la fe recibida de los apóstoles, que el Concilio custodió frente a las desviaciones doctrinales de su tiempo. Y, finalmente, porque dio lugar a la elaboración del Credo de Nicea, que seguimos proclamando hoy como síntesis de nuestra fe común.

Conmemorar este 1700 aniversario es, por tanto, una llamada a volver a las fuentes, a reencontrarnos en la fe compartida y a seguir caminando hacia la plena comunión entre los cristianos.

La catedral de la Almudena ha acogido una celebración ecuménica muy significativa. ¿Qué elementos destacaría de este acto y de su preparación?

Subrayaría, en primer lugar, el tiempo dedicado a la preparación de este gran evento y las oraciones que lo han sostenido. No ha sido un acto improvisado, sino cuidadosamente preparado, tanto a nivel litúrgico como a nivel de diálogo y coordinación entre las distintas confesiones cristianas.

Se trata de un acto ecuménico de gran importancia, precisamente con motivo del 1700 aniversario del Concilio de Nicea, considerado el primer concilio ecuménico de la Iglesia católica. El hecho de reunirnos en una catedral como la Almudena, en un contexto de oración compartida y de escucha de la Palabra, da un signo muy elocuente del deseo de unidad y de la seriedad con la que la Iglesia quiere vivir este aniversario.

En ese encuentro se hará pública una declaración conjunta de las confesiones cristianas en España. ¿Cuál es el valor de este tipo de pronunciamientos y qué aspectos subrayaría del texto?

El simple hecho de que la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española haya aprobado ya en octubre el texto definitivo de la declaración conjunta, en colaboración con el resto de confesiones cristianas en España, es de por sí de un gran valor.

Que este texto se haga público el 20 de noviembre en la catedral de la Almudena, en Madrid, y en el marco de la Asamblea Plenaria del episcopado, subraya todavía más la importancia que la Iglesia concede a este gesto.

Este tipo de declaraciones son una ocasión para hacer visible, de manera pública y solemne, la importancia que la Iglesia da a la unidad y al diálogo con otras Iglesias y comunidades cristianas. Más allá de las palabras concretas, el mensaje de fondo es claro: queremos caminar juntos, reconocernos mutuamente como hermanos en Cristo y seguir dando pasos en el acercamiento y la colaboración.

La Subcomisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso, presidida por Mons. Ramón Valdivia, ha coordinado esta iniciativa. ¿Cómo valora la implicación de la Subcomisión y el impulso que está dando al diálogo ecuménico?

Queda todavía mucho camino por recorrer. Con realismo, hemos de reconocer que, en general, el pueblo de Dios —y los católicos en particular— estamos todavía poco preparados para el diálogo ecuménico.

Precisamente por eso, cualquier paso que se dé hacia el mutuo conocimiento y la estima recíproca reviste una gran importancia. En este sentido, la Subcomisión está verdaderamente volcada en este objetivo: promover espacios de encuentro, ofrecer criterios y formación, acompañar iniciativas locales… Todo lo que ayude a crear una cultura del diálogo y de la unidad es bienvenido, y la Subcomisión está siendo un motor muy valioso en este campo.

San Sebastián recibirá la visita de Mons. Ramón Valdivia en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de 2026. ¿Qué puede adelantarnos de esta invitación y qué espera que aporte a nuestra diócesis?

La invitación a Mons. Ramón Valdivia, realizada tanto por nuestro obispo, don Fernando Prado, como desde esta Delegación, nace del deseo de ofrecer a los fieles de la diócesis y a toda la población donostiarra una formación sólida y de gran calidad en este ámbito.

Mons. Valdivia posee una formación muy completa —es doctor en Derecho, Teología, Filosofía, etc.— y, además, desempeña actualmente responsabilidades muy significativas en la Conferencia Episcopal Española: es vicepresidente de la Comisión para la Doctrina de la Fe y presidente de la Subcomisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso.

A nuestra diócesis puede aportar luces sobre la historia del ecumenismo y sobre el deseo de unidad como uno de los grandes signos de nuestro tiempo. Podrá también ayudarnos a matizar y clarificar las características propias del ecumenismo y del diálogo interreligioso, que a veces se confunden.

Asimismo, nos podrá dar a conocer los proyectos y los pasos que se están dando actualmente en el diálogo con nuestros hermanos de otras denominaciones cristianas y de otras religiones. Para nuestra diócesis será un momento muy importante que no debemos desaprovechar.

Necesitamos formación, y esta es una ocasión única. Ojalá el próximo 22 de enero, día en que impartirá su conferencia, se llene la catedral de personas interesadas en un tema tan decisivo para nuestros tiempos.

Desde su experiencia en la Delegación de Ecumenismo, ¿qué pasos considera más urgentes o más prometedores en el camino hacia la unidad de los cristianos?

En buena parte, ya ha ido apareciendo en lo que hemos comentado. A veces imagino el corazón de Jesús dolido, roto de dolor, por la falta de unidad entre sus hijos. Esa imagen ayuda a tomar conciencia de la gravedad de la división entre los cristianos.

Sin embargo, los pasos que se han dado —y se siguen dando— en el diálogo verdadero, entendido no sólo como intercambio de ideas, sino como un auténtico estilo de vida, son motivo de gran esperanza y satisfacción. Cada encuentro sincero, cada gesto de reconciliación, cada oración compartida es un pequeño avance hacia la unidad que el Señor desea para su Iglesia.

¿Cómo podemos, a nivel diocesano y parroquial, contribuir de manera sencilla y realista al ecumenismo en la vida cotidiana?

Lo primero es rezar. La unidad plena entre los cristianos es un don que sólo Dios puede realizar en su plenitud. Nosotros estamos llamados a disponernos, pero la unidad es, ante todo, obra del Espíritu Santo.

En segundo lugar, es fundamental abrir la mente y el corazón a la escucha del otro. No se trata de entrar en discusiones sobre temas de fe —eso lo dejamos a los teólogos y a los responsables del diálogo oficial—, sino de buscar sinceramente lo que nos une y vivir juntos, en la medida de lo posible, nuestra fe en Jesús.

Si yo, católica, soy buena católica; si tú, ortodoxo, eres buen ortodoxo; si cada uno vive con coherencia su fe, el mundo podrá ver con más claridad lo que nos une y no sólo lo que nos separa. Los cristianos no podemos ser motivo de escándalo para el mundo por nuestras divisiones; estamos llamados a ser signo de reconciliación y de esperanza.

¿Qué mensaje final le gustaría transmitir a los fieles de la diócesis con motivo de esta celebración y del trabajo común entre las distintas confesiones cristianas?

Quisiera recordar, ante todo, que somos todos hijos de un mismo Padre. Si nos amamos unos a otros, haremos visible la presencia de Dios en el mundo.

Se van dando pasos importantes en el compromiso con el diálogo ecuménico e interreligioso, porque hoy existe una necesidad creciente de mayor entendimiento y cooperación entre los credos. Esto no es algo accesorio, sino una exigencia profunda del Evangelio en el contexto actual.

Por eso, invito a todos a rezar juntos. Concretamente, os animo a participar el día 22 de enero en la conferencia de Mons. Ramón Valdivia, y el día 25 a unirnos en la oración con nuestros hermanos de otras Iglesias por la unidad de todos. Son gestos sencillos, pero muy significativos, que ayudan a construir, paso a paso, el camino de la unidad que Cristo quiere para su Iglesia.