Calendario diocesano y mensaje del Obispo para el curso 2025-26
El curso pastoral 2025-26 ha comenzado para la Diócesis de San Sebastián con el mensaje de su obispo D. Fernando Prado Ayuso, que se encuentra disponible a continuación. Igualmente, haciendo clic aquí y en la sección “Recursos” de la web, está disponible el calendario diocesano que recoge las fechas y actividades más destacadas para nuestra Iglesia local.
Este año, el calendario pastoral estará disponible únicamente en versión digital, y se irá actualizando periódicamente en la agenda disponible en la página web con el fin de prestar un servicio más fidedigno y actualizado.
INICIO DEL CURSO PASTORAL 2025/2026
San Sebastián, 9 de septiembre de 2025
Fiesta de Nuestra Señora de Arantzazu
Queridos hermanos y hermanas:
Al comienzo de este nuevo curso pastoral 2025-2026, deseo dirigirme a toda la diócesis para saludaros con afecto fraterno y compartir algunos subrayados para nuestro caminar comunitario durante el curso que estrenamos. Lo hago con alegría y esperanza, en medio del gran Jubileo que estamos celebrando y que concluirá, Dios mediante, a finales del próximo mes de diciembre. Entramos en su etapa final. Para muchos está siendo un verdadero tiempo de gracia y renovación, un tiempo especial que nos ayuda a fortalecer y redescubrir nuestra identidad como creyentes, como Iglesia diocesana y como «peregrinos de esperanza».
Manteniendo el habitual ritmo y las actividades pastorales programadas para el curso en nuestras comunidades y en nuestros servicios diocesanos, os invito a que pongamos este curso una atención especial, si cabe, en las siguientes cuestiones que os subrayo:
1. Seguimos avanzando en el proceso de renovación pastoral y misionera. El curso pasado compartimos reflexiones en las zonas pastorales, escuchando a sacerdotes, religiosas/os y laicas y laicos que formaron lo que llamamos «equipos iniciales» para ayudar en el discernimiento. Entramos a partir de ahora en una fase decisiva del discernimiento que nos llevará a tomar decisiones importantes y concretas de cara a la vida y misión de nuestras comunidades en Gipuzkoa para los próximos años.
El reto es claro: nos mueve el ser una Iglesia más misionera, más corresponsable, en la que todos nos sentimos discípulos y misioneros, abierta a los alejados, capaz de dar testimonio y anunciar con alegría el Evangelio en nuestra sociedad, sin miedo a la secularización ni al pluralismo cultural. Queremos ser comunidades vivas y significativas, que cultivan una fuerte espiritualidad, centradas en la escucha de la Palabra, en la celebración de la Eucaristía y los demás sacramentos, así como en el consecuente testimonio de la caridad. Todo un desafío. La misión nos obliga a repensar muchas cosas, convencidos de que hemos de hacerlas juntos y en comunión.
Por eso os animo a todos y a todas —sacerdotes, personas consagradas y, sobre todo al laicado, jóvenes y menos jóvenes— a implicaros más y más en esta nueva etapa del proceso. Juntos podremos colaborar con el Espíritu en la renovación de nuestras estructuras, dinamismos y estilos de vida eclesial, abriendo espacios de mayor participación, comunión y corresponsabilidad.
2. Este curso quisiéramos dar, igualmente, un impulso especial a la pastoral vocacional en todas sus dimensiones. No se trata solo de las vocaciones al ministerio ordenado (sacerdocio y diaconado) o a la vida consagrada —tan necesarias para la vida de la Iglesia—, sino también de la vocación al matrimonio cristiano, a la vida laical comprometida y al servicio en el mundo.
Necesitamos crear y extender una verdadera «cultura vocacional», en la que los jóvenes puedan preguntarse con naturalidad: «Señor, ¿qué quieres de mí?», y en la que cada creyente pueda redescubrir que vivir cristianamente es responder con alegría y fidelidad al plan de Dios.
Pido a las parroquias, comunidades, movimientos y colegios, también en las universidades, que la pastoral vocacional sea transversal en todo lo que hagamos: en la catequesis, en los grupos juveniles, en la preparación al matrimonio, en la pastoral universitaria, en la vida de nuestras familias y en los proyectos de caridad. Que sepamos sembrar la semilla de la llamada de Dios en los corazones, confiando en que el Espíritu hace madurar los frutos.
3. Este curso iniciaré sistemáticamente las visitas pastorales a todas las comunidades de, al menos, dos arciprestazgos de nuestra diócesis. El ministerio del obispo encuentra en la visita pastoral una de sus expresiones más hermosas y evangélicas. Como sucesor de los apóstoles, estoy llamado a confirmar en la fe; a escuchar, a acompañar y animar a las comunidades. No quiero que sean unas visitas meramente protocolarias, sino un verdadero acontecimiento en el que fomentemos todos la comunión, la fraternidad y la esperanza. Sin duda, serán momentos ricos de encuentro, intercambio y fortalecimiento de nuestra fe. Las visitas serán, además, un buen medio para impulsar el proceso de renovación pastoral y misionera que hemos emprendido. Un tiempo de gracia para rezar juntos, escuchar preocupaciones y esperanzas y renovar nuestro compromiso misionero. Por ello os pido que preparéis con ilusión este acontecimiento en las comunidades que se van a visitar y que lo vivamos en clave espiritual y de fraternidad. Ojalá sea también ocasión para estrechar lazos con las autoridades de nuestros municipios e implicar a quienes están más alejados.
Queridos hermanos y hermanas: el curso que comenzamos nos desafía y nos entusiasma a la vez. Nos toca sembrar con paciencia, cuidar con amor y confiar en que el Señor hará crecer lo que Él mismo ha puesto en nuestras manos. Oremos específicamente por estas tres cuestiones señaladas y confiemos siempre en la fuerza de la semilla que germinará a su tiempo. El Señor es el más interesado en que así sea. Pongamos el curso bajo el amparo de la Virgen de Arantzazu, patrona de nuestra diócesis. Que ella nos enseñe a decir ‘sí’ a Dios como ella lo hizo con sencillez y valentía. Pidamos también la intercesión de nuestros santos, en especial de San Ignacio de Loyola, y del joven y recién canonizado San Carlo Acutis, para que acompañen nuestros pasos en este camino de esperanza.
Con gratitud por vuestra entrega y servicio, os deseo lo mejor para el curso que comienza, a la vez que os envío mi bendición y aliento en el Señor.
In Corde Matris,
Fernando Prado Ayuso, CMF
Obispo de San Sebastián
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