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Campaña de las Misiones Diocesanas 2025: “La misión: compromiso y esperanza”

Campaña de las Misiones Diocesanas 2025: “La misión: compromiso y esperanza”

La Diócesis de San Sebastián, en comunión con las otras diócesis vascas, se prepara para vivir con intensidad la Campaña de las Misiones Diocesanas 2025 este domingo 16 de marzo. Este año, bajo el lema “La Misión: compromiso y esperanza”, la Iglesia nos invita a redescubrir el sentido profundo de la vocación misionera y a fortalecer la esperanza que brota de nuestra fe.

Este lema, íntimamente ligado al Año Jubilar 2025, nos recuerda que somos “peregrinos de esperanza”, llamados a salir de nosotros mismos y a compartir la alegría del Evangelio con todos los pueblos, particularmente con quienes más lo necesitan.

En palabras de nuestro obispo, Mons. Fernando Prado, recogidas en su carta por la campaña de las misiones:

“Nos acercamos nuevamente al tiempo especial de nuestra Campaña de Misiones Diocesanas, y este año, bajo el inspirador lema ‘La misión: compromiso y esperanza’, queremos renovar nuestro compromiso y fortalecer la esperanza que brota de nuestra fe. Este lema, en sintonía con el Jubileo de 2025 convocado por el Papa Francisco, nos recuerda que somos peregrinos de esperanza, llamados a ser luz en medio de las dificultades de nuestro mundo”.

Peregrinos de esperanza

La Campaña de las Misiones Diocesanas 2025 se sustenta en una sólida base bíblica, teológica y pastoral que orienta la acción evangelizadora y la cooperación con las Iglesias más necesitadas:

  1. Año Jubilar 2025: “Peregrinos de esperanza”:
    el Jubileo de 2025, convocado por el Papa Francisco, es un tiempo para redescubrir la esperanza cristiana y fortalecer nuestro compromiso misionero. Desde la perspectiva del Domund, que el año pasado tuvo por lema “Id e invitad a todos al banquete”, se subraya la importancia de llevar la Buena Noticia a todas las periferias.
  2. La misión ad gentes, un pilar de la Iglesia:
    el envío misionero —“id e invitad a todos al banquete”— (cf. Mt 22,9) implica un compromiso activo e inclusivo. Como se explicó en la campaña del Domund 24, el banquete es una llamada a compartir el Evangelio con alegría, reconociendo que “no tiene fronteras” y que siempre hay espacio en el corazón de Dios para cada persona.
  3. Opción preferencial por las personas empobrecidas:
    en consonancia con las enseñanzas sociales de la Iglesia, la campaña recuerda la urgencia de dirigir nuestra mirada y nuestro servicio hacia quienes viven en situación de pobreza. De la Bula del Jubileo se extrae que: “Imploro, de manera apremiante, esperanza para los millares de pobres (…) no podemos apartar la mirada de situaciones tan dramáticas, que hoy se constatan en todas partes”. Y también: “La tierra pertenece a Dios y todos nosotros habitamos en ella como ‘extranjeros y huéspedes’ (Lv 25,23). Si verdaderamente queremos preparar en el mundo el camino de la paz, esforcémonos por remediar las causas que originan las injusticias (…) y saciemos a los hambrientos”.
  4. Construir el Reino, misión de la Iglesia:
    la Sagrada Escritura nos llama a estar siempre preparados para dar razón de la esperanza que hay en nosotros (1 Pe 3,14-16). Esta labor no se limita a un plano espiritual: se concreta en la acción social, en la promoción de la justicia y en el testimonio de la caridad.
  5. La esperanza, fuerza que transforma:
    en la carta del Papa Francisco a S.E. Mons. Rino Fisichella, el Santo Padre subraya: “Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras (…) Ojalá que las voces de los pobres sean escuchadas en este tiempo de preparación al Jubileo”. Esta esperanza se nutre de la fidelidad de Dios, pues “fiel es el que hizo la promesa” (Heb 10,23).
  6. Los misioneros y misioneras, portadores de esperanza:
    ellos llevan el mensaje de Jesús allí donde la dignidad de las personas es vulnerada o la situación socioeconómica resulta especialmente precaria. El documento pontificio insiste: “Que -los misioneros y misioneras- sigan siendo instrumentos de reconciliación y ayuden a mirar el futuro con la esperanza del corazón que proviene de la misericordia del Padre. Quisiera que los obispos aprovecharan su valioso servicio enviándolos especialmente allí donde la esperanza se pone a dura prueba…”. Y, como afirma Mons. Juan José Aguirre, obispo de Bangassou (Centroáfrica): “La Misión es: La opción por los más pobres. Se trata de compartir la vida y destino con aquellos que no cuentan, aquellos que no son noticia”.
  7. Sembrar esperanza y promover el compromiso: la animación misionera, la formación de los jóvenes en los cursos Norte-Sur, el voluntariado y la sensibilización en las parroquias y centros educativos son signos de una Iglesia viva y en salida. La cooperación entre Iglesias se evidencia en la presencia de misioneros en América, África y Asia, así como en los proyectos de desarrollo que promueven la construcción del Reino.

La reflexión de Mons. Fernando Prado

En su Carta para la Campaña de las Misiones Diocesanas 2025, Mons. Fernando Prado pone de manifiesto la esencia de esta propuesta diocesana:

“La esperanza cristiana no es una mera expectativa pasiva; es fuerza viva que nos impulsa a actuar. En este contexto, la misión ad gentes tiene un significado especial. Nos recuerda que nuestra fe no tiene fronteras y que el amor de Dios nos llama a todos a ser testigos de su misericordia y compasión”.

El obispo de San Sebastián subraya también cómo la actual situación mundial, marcada por crisis y desconfianza en el futuro, reclama de los cristianos una respuesta basada en la confianza:

“Vivimos en tiempos desafiantes, marcados por crisis globales y una creciente desconfianza en el futuro. Como Iglesia, estamos llamados a ser testimonios de esperanza, mostrando que en Cristo siempre hay un camino”.

Y concluye invitándonos a implicarnos activamente:

“Quisiera invitar a todos a abrir sus corazones a esta campaña. Preguntémonos: ¿Cómo podemos ser portadores de esperanza y colaboradores con nuestras misiones? (…) Que el Espíritu Santo nos guíe y fortalezca en este caminar misionero, y que María, Estrella de la Evangelización, nos acompañe siempre”.

El testimonio de la hermana marianita Consuelo Pillajo y la transformación de Turkana

Uno de los rostros que mejor encarna el compromiso misionero de nuestra Iglesia es el de la hermana ecuatoriana Consuelo Pillajo, de la congregación de las Hermanas Marianitas. Invitada por Misiones Diocesanas Vascas para compartir su experiencia, su testimonio está siendo una verdadera “voz del sur” que narra la realidad de la misión en Turkana (Kenia).

Trayectoria de la hermana Consuelo

Desde 2007, Consuelo ha dedicado su vida a la mejora de las condiciones de vida en la árida región de Turkana, en el noroeste de Kenia. En 2009, fundó una misión en Kaikor, comunidad de tradición nómada y polígama, donde las mujeres han vivido históricamente en una situación de gran vulnerabilidad.

Su labor abarca:

  • Empoderamiento de la mujer: fomento de iniciativas económicas (talleres de artesanía) para que puedan generar ingresos y tomar decisiones que mejoren su calidad de vida.
  • Mejora de la salud infantil: guarderías y centros de cuidado que combaten la malnutrición y reducen la alta mortalidad infantil.
  • Fomento del desarrollo económico: a través de proyectos locales de artesanía y emprendimiento, que permiten a las familias acceder a ingresos estables y a la educación de los niños.
  • Infraestructuras básicas y sostenibilidad: construcción de pozos de agua, instalación de paneles solares y creación de huertos comunitarios. Todo ello orientado a lograr la autosuficiencia de la comunidad.

Impacto en la comunidad de Turkana

La misión ha tenido un impacto tangible: se ha reducido la malnutrición y la mortalidad infantil, y las mujeres han adquirido un rol más activo en la comunidad, generando ingresos y participando en la toma de decisiones. Asimismo, el desarrollo de infraestructuras básicas ha sentado las bases para un progreso duradero, introduciendo energías renovables y sistemas de riego que alivian la escasez de agua de esta región.

Visita al colegio “Ama Guadalupekoa” y entrevista en COPE

El viernes 7 de marzo, la hermana Consuelo ofreció una charla a los alumnos del colegio diocesano “Ama Guadalupekoa”. Durante una hora, compartió con los jóvenes su testimonio de fe y servicio, ilustrando los desafíos y las alegrías de la misión en Kaikor. Esta experiencia directa permitió a los estudiantes entrar en contacto con la realidad de Turkana, despertando en ellos interés y solidaridad.

Asimismo, la misionera concedió una entrevista a la Diócesis de San Sebastián, emitida el pasado viernes en COPE y disponible en YouTube. En ella profundiza sobre cómo el anuncio del Evangelio va de la mano de la promoción humana, especialmente en contextos tan complejos como Turkana.

Cómo colaborar y sostener la misión

El mensaje de la campaña “La Misión: compromiso y esperanza” se traduce en acciones concretas de solidaridad y cooperación. Para aquellas personas que deseen realizar una aportación económica y sostener los proyectos de nuestros misioneros y misioneras, se han habilitado las siguientes cuentas:

  • KUTXABANK: ES20 2095 5001 0510 60685889
  • LABORAL KUTXA: ES12 3035 0060 4106 00704166

Además, desde la Diócesis de San Sebastián se anima a participar en las diversas actividades misioneras (charlas, encuentros de oración, jornadas de formación, etc.), así como a seguir rezando por los misioneros, quienes, según subraya el Obispo en su carta:

“También necesitan de nuestra oración para sostener su labor en condiciones muchas veces extremas”.

Viviendo la misión

La Campaña de las Misiones Diocesanas 2025 nos recuerda que la Iglesia es esencialmente misionera y que la esperanza no es una virtud inactiva, sino un motor que nos impulsa a ir más allá de nuestras fronteras geográficas y existenciales. Al contemplar la entrega de personas como la hermana Consuelo Pillajo en Turkana, constatamos cómo el Reino de Dios se construye cuando la fe se hace compromiso real con los más vulnerables.

Como decía el Papa Francisco en su carta previa al Jubileo:

“Ojalá que las voces de los pobres sean escuchadas en este tiempo de preparación al Jubileo…”

Hagamos nuestra esta invitación, promoviendo con hechos concretos la justicia y la caridad en nuestro entorno y más allá. Que la llama de la esperanza siga encendida y que, como insiste Mons. Fernando Prado, cada uno responda con generosidad a la pregunta:

“¿Cómo podemos ser portadores de esperanza y colaboradores con nuestras misiones?”

Sigamos, pues, “peregrinos de la esperanza” para que la buena noticia llegue a todos, especialmente a quienes más la necesitan. De esta forma, viviremos con autenticidad el lema que nos inspira: “La Misión: compromiso y esperanza”.

 

Materiales y documentos de la campaña: