Jubileo de las personas Migrantes
En el contexto del Jubileo del Mundo Misionero y el de las Personas Migrantes, el pasado 4 de octubre (sábado) tuvo lugar una audiencia del Papa en la plaza de San Pedro, y el día siguiente, el domingo, 5, la misa presidida por el Santo Padre en el mismo escenario.
La celebración reunió alrededor de 10.000 peregrinas/os procedentes de más de 95 naciones, incluidos migrantes, refugiadas/os, misioneras/os y comunidades vinculadas a la pastoral migratoria.
El Papa exhortó a promover políticas de reconciliación como antídoto frente a la “globalización de la impotencia”; esa resignación que surge cuando el dolor ajeno resulta insoportable, o creer, que “ya no se puede hacer nada”.
Debido a su resiliencia, León XIV, definió a las personas migrantes y refugiadas como “testigos privilegiados de esperanza”. Para el Papa, el Jubileo abre la posibilidad de que la tierra sea de todos: “el mundo cambia si nosotros cambiamos, por eso peregrinamos”. Es decir, aquellas/os migrantes y refugiadas/os que están atravesando el desierto, tras partir de su tierra y buscan una vida más plena.
Después de la misa, por la tarde, se celebró la “Fiesta de los Pueblos” en los jardines de Castel Sant’Angelo, con música, testimonios artísticos y presencia de migrantes y artistas de diversas culturas.
La delegación de peregrinas/os, representando a diferentes delegaciones de migraciones y personas migrantes, estuvo encabezado por don Fernando García Cadiñanos, presidente de la Subcomisión de Migraciones y Movilidad Humana de la CEE (Conferencia Episcopal Española), acompañado por María Francisca Sánchez, directora del Secretariado de la Comisión, y de Fernando Redondo, director del Departamento de Migraciones.
En el Jubileo de las Personas Migrantes, acompañando a los responsables de la CEE, y junto con las delegaciones de Ibiza, Málaga, Tarrasa, Tuy-Vigo, Burgos, Ávila, Alcalá de Henares y Madrid, participaron tres personas en representación a la Diócesis de San Sebastián: Olinda Martél, Guadalupe Altuna y Leire Atxega.
“En un clima de fraternidad, alegría y compromiso con las personas migrantes, hemos celebrado este Jubileo en Roma participando en todos los actos organizados a este fin. Sin duda, la celebración de la Eucaristía con el papa León XIV, fue el centro de todo ello”, señala una de las componentes de nuestra delegación diocesana.
El Santo Padre recordó que ser misionera/o no consiste sólo en salir sino también en acoger a los que llegan hasta nosotras/os; a las/os migrantes les manifestó que, en la Iglesia, todas/os son bienvenidas/os.