La Delegación Diocesana de San Sebastián participa en el Congreso de Vocaciones
El pasado fin de semana (del 7 al 9 de febrero), una delegación de la Diócesis de San Sebastián ha participado en el Congreso de Vocaciones “¿Para quién soy? Asamblea de llamados para la misión”, celebrado en el recinto Madrid-Arena.
La representación diocesana partió el viernes a las 11:30 h., rumbo a la capital, para sumarse a los más de 3.000 participantes procedentes de las 70 diócesis españolas.
El evento, organizado por la Conferencia Episcopal Española, cierra el ciclo del Plan Pastoral que inició en 2021 y ha congregado a 65 obispos, 54 movimientos y asociaciones laicales, 120 congregaciones y un total de 250 realidades eclesiales con un marcado espíritu misionero.
Primer día: inauguración, ponencia marco y vigilia de oración
El viernes por la tarde comenzaron las acreditaciones, con la acogida a las 16:00 h. de los participantes llegados de toda España. A las 18:00 h. se inauguró el Congreso con la proyección del videoclIP del himno oficial, Para quien soy yo, compuesto por Hakuna. Los periodistas Mª Ángeles Fernández y Fran Otero dinamizaron el acto, invitando a los congresistas a reflexionar sobre frases del himno como: “¿Para quién soy? – ¿Qué hago aquí?” o “Tu mirada da sentido a nuestra vida”. Inmediatamente después, se vivió un momento de oración guiado por un grupo de la archidiócesis de Valencia, poniendo el acento en la vocación como llamada de Dios que se ofrece como misión particular.
En los saludos iniciales, el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, afirmó: «Nuestra vida tiene futuro, nuestra vida tiene sentido porque depende de la mirada de Dios». Invitó a los presentes a “despertar de la dormidera” y a preguntarse por las cuestiones fundamentales de la existencia. El nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito Auza, leyó el mensaje que el papa Francisco dirigió a todos los participantes, subrayando la interpelación fundamental de la Exhortación Christus vivit: «Muchas veces perdemos tiempo preguntándonos: “¿Quién soy yo?” y no llegamos a la pregunta clave: “¿Para quién soy yo?”». Finalmente, el presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Luis Argüello, alentó a los asistentes a experimentar el Congreso como una oportunidad para descubrir un “yo que es un nosotros”, recordando que la Iglesia es una comunidad de llamados.
Tras la ponencia marco inicial, centrada en la certeza de que «Dios sigue amando y llamando» a cada persona, se celebró la vigilia de oración presidida por Mons. Carlos Escribano, un momento de silencio y encuentro con el Señor que preparó el corazón de los congresistas para las jornadas siguientes.
Segundo día: itinerarios de Palabra, Comunidad, Sujeto y Misión
La mañana del sábado se abrió con la Eucaristía presidida por Mons. Jesús Pulido (obispo de Coria-Cáceres). A continuación, comenzaron las conferencias en torno a cuatro grandes itinerarios:
- Palabra: Se profundizó en la Dei Verbum y en los grandes relatos de vocaciones bíblicas, mostrando cómo la llamada de Dios se articula en múltiples arquetipos (pescador, padre, testigo, constructor…).
- Comunidad: Subrayó el sentido de “Iglesia como asamblea de llamados”, recordando que la vocación es siempre eclesial. Se citó la necesidad de generar lazos que hagan visible que “la Iglesia o es misionera o no existe”.
- Sujeto: Reflexionó sobre el encuentro personal con Cristo como fundamento de la identidad vocacional. “Deseamos suscitar la pregunta ‘¿Para quién soy?’ frente a una cultura que promueve la idea del hombre sin vocación”, enfatizó la ponente al invitar a una formación que ayude a discernir y madurar cada llamada.
- Misión: Abordó cómo la pasión por evangelizar brota de la experiencia personal con Jesús. Se recordó que “no se puede dar a conocer a Dios únicamente con palabras”, siendo esencial el testimonio cotidiano en la familia, el trabajo y la sociedad.
Por la tarde, los congresistas participaron en 64 talleres prácticos relacionados con estos cuatro itinerarios, compartiendo experiencias y conocimientos para enriquecer la pastoral vocacional en las distintas realidades diocesanas.
Tercer día: Ponencia final y Eucaristía de clausura
La última jornada comenzó con la oración de laudes y la presentación de la ponencia final, fruto de la síntesis de los trabajos de los días previos. En el documento se subraya que “toda vocación nace en Dios y es una llamada para el bien del mundo” y que la vocación “no se guarda, sino que se comparte”, pues implica la entrega generosa de la propia vida al servicio de los demás. También se destacó la necesidad de impulsar una “cultura vocacional” y de rezar por el surgimiento de nuevas vocaciones en todos los ámbitos de la Iglesia.
A mediodía, se celebró la Eucaristía de clausura y envío, presidida por Mons. Luis Argüello, quien invitó a los presentes a alabar a Dios y a “ofrecer nuestras manos para estrecharlas y entregarlas a los demás”. Con estas palabras, el Congreso cerró sus puertas, animando a cada delegado diocesano a volver a su lugar de origen para “iluminar y calentar el mundo con la presencia de Jesús”.
Con este envío misionero, nuestra diócesis se suma al gran propósito del Congreso: reavivar la conciencia vocacional que suscite nuevas vocaciones y, sobre todo, testimoniar que, ante la pregunta “¿Para quién soy?”, la respuesta se abre siempre a Dios y a los demás.
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