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Migrantes, misioneros de esperanza

Migrantes, misioneros de esperanza

El pasado domingo, 28 de septiembre, Ekialde, es decir, las pastorales de las poblaciones de Errenteria, Lezo, Oiartzun y tanto de Pasajes Antxo como San Juan, organizó en Errenteria, la Jornada Mundial del Migrante y de la Persona Refugiada, bajo el lema “Migrantes, misioneros de esperanza”. Un encuentro de alegría y gratitud, para reconocer y agradecer la riqueza que la comunidad migrante aporta a la Iglesia y a la sociedad.

La jornada comenzó con una Eucaristía en la parroquia de Santa María de la Asunción de Errenteria, presidida por el párroco Koldo Iribarren, junto con los sacerdotes Joseba, Perico y Carlos, y el diácono Mikel Iraundegi. En la celebración participaron personas cristianas de toda la diócesis, compartiendo las lecturas, los cantos y las ofrendas en un ambiente de oración y fraternidad.

Al finalizar la misa, los asistentes se dirigieron en kalejira hacia el colegio Tellerialde (corazonistas) precedidos por gigantes que abrían la marcha por las calles de la villa.

Al encuentro también acudió monseñor Fernando Prado Ayuso, quien estuvo participando y charlando con las personas que se acercaron a la jornada. Con su presencia, el obispo del San Sebastián quiso mostrar la cercanía y apoyo a quienes caminan y construyen su vida en Gipuzkoa.

La organización acogió con generosidad a las personas asistentes, preparando y compartiendo un sabroso arroz con pollo, acompañado de café y pastas; un gesto sencillo, pero profundo de hospitalidad y comunión.

Tras el almuerzo la fiesta siguió su curso con música y bailes de diferentes países, llenando de colorido y sonrisas la jornada con danzas típicas de Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Honduras, así como de varios países africanos.

Al unísono se organizaron talleres cooperativos dirigidos a las niñas y los niños del encuentro, fomentando la convivencia y el aprendizaje.

La jornada recordó que la Iglesia es un pueblo en camino, y que las personas migrantes son los verdaderos misioneros de esperanza, es decir, portadores de vida, fe y diversidad para nuestras comunidades.

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