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Inicio del curso y ordenación presbiteral de Borja Prieto

Inicio del curso y ordenación presbiteral de Borja Prieto

Ayer, 29 de septiembre, la Diócesis de San Sebastián vivió uno de los momentos más significativos de su año pastoral con la ordenación presbiteral de Borja Prieto Esnaola. La celebración tuvo lugar en la parroquia de San Martín de Tours, en Urretxu, localidad natal del nuevo sacerdote, y coincidió con el comienzo del curso pastoral. La ceremonia, presidida por el Obispo de San Sebastián, D. Fernando Prado Ayuso, contó con la asistencia de un nutrido grupo de sacerdotes diocesanos, además de familiares, amigas/os, miembros de la comunidad de Urretxu y de toda la Iglesia guipuzcoana.

La parroquia, preparada para la ocasión, acogió a fieles que acudieron de diversos puntos de la diócesis para acompañar a Borja en este día tan especial. La celebración fue bilingüe, destacando la participación coral que realzó la solemnidad del evento. Desde el inicio de la misa, se notó un ambiente de profunda alegría y espiritualidad, reflejo de la importancia del acontecimiento tanto para Borja como para la comunidad diocesana.

Durante la homilía, el Obispo quiso subrayar el simbolismo especial que tiene la ordenación de Borja en su pueblo natal, Urretxu. “Es un día de fiesta en este bello pueblo y en esta querida parroquia”, señaló al comenzar sus palabras.

El Obispo destacó cómo la fe de Borja fue sembrada y creció en el seno de su familia y su comunidad. Recordó que fue en esa misma parroquia donde Borja recibió los sacramentos de la iniciación cristiana, como cualquier otro niño de la localidad, y cómo las experiencias vividas en esta comunidad han sido cruciales para su vocación sacerdotal.

En un momento emotivo de la homilía, el Obispo expresó su deseo de que Borja nunca olvide sus raíces. “Hoy quiero recordarte que no debes olvidar tu pueblo. No me refiero a tu pueblo Urretxu. Eso sería algo imposible. Aquí tienes a los tuyos (…) Me refiero en un sentido más amplio, a que nunca olvides de dónde has salido”.

Con estas palabras, el Obispo hizo un llamado a Borja para que mantenga siempre una conexión profunda con las personas a las que está llamado a servir, evitando caer en lo que denominó “clericalismo”, es decir, la tentación de alejarse de la vida cotidiana de los fieles, pensando que su condición de sacerdote le sitúa por encima de los demás.

“Los curas nacen del entramado de un pueblo, de una historia concreta, de una familia normal, creyente, con sus alegrías y sus penas, con sus luchas y sus esperanzas, con sus suertes y con sus desgracias”.

La homilía también se enmarcó en la Jornada Mundial del Migrante, celebrada el mismo día. El lema de este año, “Dios camina con su pueblo”, fue destacado por el Obispo como un mensaje providencial tanto para Borja como para toda la Iglesia. “Entendámoslo como un mensaje de la providencia. Puede ser significativo para ti y para todos. Nos vendrá bien recordar siempre que un cura no es otra cosa que un signo ante los demás de que Dios camina con su pueblo, de cómo lo alimenta con su palabra, con su pan, con su misericordia, con su presencia amorosa, con su Esperanza; esa Esperanza que nos sostiene a todos y se fundamenta en la promesa que el Señor nos hizo: “Sabed que yo estoy con vosotros, todos los días hasta el fin del mundo”.

Antes de finalizar la homilía, el Obispo ofreció varios consejos prácticos al nuevo sacerdote. “No caigas en un mal funcionariado”, le advirtió, refiriéndose al riesgo de que la rutina y la falta de combate espiritual conviertan el ministerio en un mero trabajo mecánico, sin alma ni entusiasmo. “No dejes que la rutina, la pereza o tu falta de combate espiritual hagan que te sientas un funcionario de lo sagrado, un trabajador en la Iglesia con horario y sueldo, un mero “decidor de misas y funerales. Eres, sobre todo, un testigo”. Este recordatorio subraya la importancia de que Borja mantenga siempre vivo su celo por la misión pastoral y su dedicación a la comunidad.

El Obispo también transmitió un consejo personal que le había dado su propio padre: “No dejes de ser normal”. Aunque pueda parecer una recomendación sencilla, señaló que es de gran importancia para un sacerdote. “Ser normal, pero no ser del montón”, añadió el Obispo, explicando que Borja debe mantener su sencillez y humanidad, pero sin perder de vista que su vida está dedicada a imitar al Buen Pastor. ” Que sobresalga en ti siempre, desde la normalidad y la sencillez, lo que eres: un hombre de Dios, rico en humanidad”. Este equilibrio entre ser cercano y, al mismo tiempo, ser una representación sacramental de Cristo, es, según el Obispo, la clave para un ministerio sacerdotal fructífero y fiel.

Finalmente, el Obispo agradeció la presencia de tantos sacerdotes de la diócesis, resaltando que su participación en la ordenación de Borja es un signo de unidad y fraternidad dentro del presbiterio diocesano. “Vuestra presencia hoy aquí, además de un signo de cercanía, de cariño y de acogida a Borja plenamente en el presbiterio, es un testimonio, un verdadero ejemplo para Borja y para todos, de vuestro compromiso de unidad y fraternidad”.

La celebración concluyó con una sentida oración por Borja, su familia y toda la comunidad. “Hagamos hoy una oración especial por Borja, por su familia, y también por todos nosotros, para que el vínculo de nuestra fe y nuestra relación con el Señor sea siempre un pilar fundamental en nuestras vidas”, animó el Obispo.

Con esta ceremonia, la Diócesis de San Sebastián inicia un nuevo curso pastoral con esperanza y renovado espíritu, acogiendo a Borja Prieto como nuevo presbítero al servicio de la Iglesia.

Que su ministerio sea siempre un testimonio de la cercanía de Dios y que, como subrayó el Obispo, sea un refugio para todos los que acudan a él, recordando siempre que cada persona, sin importar sus circunstancias, es infinitamente amada por Dios.