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D. Fernando, un año como obispo

D. Fernando, un año como obispo

El claretiano, periodista y teólogo, D. Fernando Prado Ayuso, fue nombrado por el papa Francisco, el 31 de octubre de 2022. El pasado 17 de diciembre, (2023) cumplió el primer aniversario de la toma de posesión como obispo de San Sebastián.  

Fernando Prado: un año de servicio misionero y pastoral en San Sebastián

Desde su llegada a la Diócesis de San Sebastián, nuestro obispo D. Fernando ha buscado el diálogo y la colaboración con todos los sectores de la Iglesia y la sociedad guipuzcoana. En su primera comparecencia ante los medios de comunicación, reivindicó la necesidad de que la Iglesia de Gipuzkoa siga la “brújula” del “Concilio Vaticano II” y expresó su deseo de “escuchar, aprender y servir” a su nuevo pueblo.

En este sentido, ha mantenido encuentros con sacerdotes, religiosas/os, laicas/os, jóvenes, familias, movimientos, delegaciones y organismos diocesanos, así como con las autoridades civiles, con representantes de otras confesiones religiosas y medios de comunicación. Ha visitado también las distintas zonas pastorales y ha presidido celebraciones litúrgicas y actos sociales en diversas parroquias e instituciones.

Siguiendo las orientaciones del papa Francisco para impulsar la dimensión misionera y evangelizadora de la Diócesis, ha manifestado en varias ocasiones que se siente “un misionero claretiano, perteneciente a una congregación misionera evangelizadora” y que le gustaría que “la dicha que produce en mí el Evangelio la conociera todo el mundo”.

Al hacer balance de su primer año como obispo de San Sebastián (17 de diciembre de 2023), D. Fernando expresó su gratitud a Dios, al papa Francisco, a sus antecesores, a sus hermanos claretianos, a los sacerdotes, religiosas/os, y laicas/os de la diócesis; así como a todas las personas que lo han acogido, acompañado y ayudado en su ministerio. La Iglesia guipuzcoana es una institución “viva, dinámica y rica en carismas”.

Nuestro obispo D. Fernando invita a todas/os las/os diocesanas/os a seguir caminando juntas/os, con espíritu sinodal, al servicio del Evangelio y de la sociedad.