Mensaje del Obispo para la Cuaresma 2025
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
Con el signo de la ceniza en nuestra frente, iniciamos una vez más la peregrinación cuaresmal, este tiempo de gracia que nos prepara para celebrar la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte.
En este año tan especial, en el que nuestra diócesis de San Sebastián celebra un doble Jubileo —el de la Iglesia universal y los 75 años de nuestra diócesis—, se nos ofrece una ocasión única para renovar nuestra vida cristiana y profundizar en el sentido de nuestra fe.
Inspirándonos en las palabras del Papa Francisco en su mensaje de Cuaresma, queremos vivir este tiempo como un camino de conversión, de salida de nuestra comodidad y de nuestras ataduras al pecado. Así como el pueblo de Israel recorrió el desierto en busca de la tierra prometida, nosotros también estamos llamados a caminar hacia la Pascua con un corazón renovado, dejando atrás aquello que nos impide vivir plenamente el Evangelio. Preguntémonos: ¿estoy verdaderamente en camino, o me he quedado detenido en mi vida de fe? ¿Necesito liberarme de actitudes, miedos o hábitos que me impiden avanzar? La Cuaresma es un tiempo para dejarnos interpelar por el Señor y dar pasos concretos de conversión.
El Papa nos recuerda que la Iglesia está llamada a caminar unida, a vivir la sinodalidad. No estamos solos en este camino cuaresmal, sino que somos peregrinos juntos. Como comunidad diocesana, este Jubileo nos invita a fortalecer los lazos de fraternidad y a redescubrir la alegría de ser Iglesia en comunión, de pertenecer a una única familia. La conversión no es solo individual, sino también comunitaria. ¿Cómo caminamos juntos en nuestra diócesis? ¿Somos capaces de escucharnos, de acoger al hermano, de construir una comunidad que refleje el amor de Dios? Este es un tiempo propicio para renovar nuestro compromiso con la fraternidad y la participación en la vida de la Iglesia.
El lema del Jubileo universal nos invita a ser «Peregrinos de esperanza». La Cuaresma es un tiempo de esperanza porque nos prepara para el encuentro con Cristo resucitado. Como nos recuerda el Papa Francisco, nuestra esperanza no es vana, sino que está anclada en la certeza de que el Señor ha vencido a la muerte y nos ofrece la vida eterna.
Pero la esperanza también se traduce en compromiso. Nos interpela sobre cómo vivimos la caridad, la justicia y la solidaridad. ¿Soy testigo de la esperanza en mi entorno? ¿Ayudo a otros a descubrir la luz de Cristo en sus vidas? Esta Cuaresma nos llama a vivir nuestra fe con un horizonte abierto hacia los demás, especialmente hacia quienes sufren.
En este camino cuaresmal, nos acompaña la Virgen María, Madre de la Esperanza. Ella nos enseña a confiar plenamente en el Señor y a perseverar en la fe, incluso en los momentos de oscuridad. Queridos diocesanos, vivamos esta Cuaresma con un corazón abierto, dejándonos transformar por el amor de Dios. Caminemos juntos hacia la Pascua, confiando en que el Señor nos renueva y nos llama a ser testigos de su luz en el mundo.
In Corde Matris,
San Sebastián, 5 de marzo de 2025
Miércoles de Ceniza
+ Fernando Prado Ayuso, CMF
Obispo de San Sebastián
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