Tercer Domingo de Adviento: la esperanza se enciende en las parroquias de Gipuzkoa
Hoy, domingo 14 de diciembre, la Iglesia celebra el tercer domingo de Adviento, conocido tradicionalmente como el domingo de la Alegría o Gaudete, y que la Diócesis de San Sebastián vive en un tono especialmente festivo dentro de este tiempo de espera, en el que las cristianas y los cristianos nos preparamos para la venida del Señor.
Significado y vivencia del Adviento
El Adviento es un tiempo de esperanza y conversión, un camino de cuatro semanas que nos invita a vigilar, a abrir el corazón y a reconocer la presencia de Dios en medio de nuestra vida cotidiana. Tras dos semanas marcadas por la llamada a la vigilancia y a la conversión, este tercer domingo nos recuerda que el Señor está cerca y que su llegada es motivo de alegría profunda, incluso en medio de nuestras dificultades.

En muchas parroquias de Gipuzkoa se ha encendido hoy la tercera vela de la corona de Adviento, signo visible de esta alegría que crece. Las celebraciones dominicales han puesto el acento en la esperanza confiada: Dios no abandona a su pueblo, viene a salvar, consolar y renovar.

La liturgia nos invita a “alegrarnos siempre en el Señor”, no con una alegría superficial, sino con la certeza de que Él viene a nuestro encuentro.
Este domingo también ayuda a mirar hacia lo que queda por venir en el Adviento. Entramos en los días finales de preparación inmediata para la Navidad, un tiempo para cuidar especialmente la oración en familia, la participación en la Eucaristía y los gestos concretos de caridad con quienes más sufren, para que todos puedan vivir la cercanía de Jesús que nace humilde y pobre.
Muchas comunidades han preparado también coros, belenes y momentos de oración, ayudando a que este tiempo no se reduzca a un simple “preparar la Navidad” exterior, sino a acoger de verdad a Cristo en el corazón.

A medida que nos acercamos a la Navidad, la Diócesis de San Sebastián anima a todos los fieles a seguir este camino de Adviento con corazón abierto y espíritu agradecido, dejando que la luz de Cristo ilumine las sombras personales, familiares y sociales.
Que este tercer domingo de Adviento, marcado por la alegría, nos impulse a vivir los próximos días con una fe más viva, una esperanza más firme y una caridad más generosa, mientras nos preparamos para celebrar el nacimiento del Salvador.