Ayer, 4 de diciembre, las parroquias guipuzcoanas celebraron la festividad de Santa Bárbara, mártir cristiana conocida por su valentía y fe inquebrantable, y venerada como protectora en situaciones de peligro. Esta joven, que vivió en el siglo III en Nicomedia (actual Turquía), entregó su vida por Cristo tras ser cruelmente martirizada por su propio padre, Dióscoro, quien la condenó por su fe. Según la tradición, tras su ejecución, un rayo alcanzó a su padre, marcando para siempre la figura de Santa Bárbara como protectora contra tormentas y rayos.

Santa Bárbara es además patrona de varios gremios cuyos trabajos implican riesgos significativos, como mineros, bomberos, artilleros, electricistas e ingenieros. En estas profesiones, su intercesión ha sido invocada históricamente como símbolo de protección y fortaleza frente a los peligros.

En esta festividad, se celebraron misas en su honor en muchas comunidades, especialmente en aquellas relacionadas con los oficios que acuden a su patronazgo. Fue un día para recordar su valentía, su fidelidad al Evangelio y para pedir su intercesión, no solo en los momentos de peligro físico, sino también en los desafíos espirituales que enfrentamos.

Desde la Diócesis de San Sebastián, agradecemos la oportunidad de reflexionar sobre el ejemplo de Santa Bárbara, que con su vida y su fe nos anima a mantenernos firmes en el camino de Cristo, incluso en las adversidades.

Foto: Santuario de Guadalupe